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Uno por cada género: crónica, ensayo, narrativa y poesía.

Chile Centro (crónica, 2019), de Marcelo Milman Pilnick
Una crónica al detalle de un viaje a la región centro de Chile.

Lo personal es entretenimiento (ensayo, 2017), de Chelo Mil
Análisis de una emisión de 2014 de ShowMatch.

La desnudez de los perros (narrativa, 2016), de Chelo Mil
Tres relatos que transcurren en tres bares de la ciudad de Rosario.

Un pequeño aporte a tu biblioteca digital (poesía, 2020), de Marcelo Milman Pilnick
Poesía bilingüe, español - inglés.

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La desnudez de los perros

Título: La desnudez de los perros
Autor: Chelo Mil
Género: Narrativa
Soporte: papel, digital (ePUB, PDF)
Año: 2016

Descripción: Tres relatos que transcurren en tres bares de la ciudad de Rosario, donde cualquier cosa puede pasar.

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Fragmento:

Voy siempre al bar que queda a la vuelta de casa, por Pellegrini. El trato es terrible (varias veces me trataron como basura), pero es barato y tiene la ventaja de que tiene muchos diarios, por lo menos uno local y uno nacional, y varias copias de los mismos. Entonces hay un rato de lectura asegurado, mientras se toma un cortado, o un café con leche con medialunas en el desayuno, o la merienda.
Lo del maltrato varía, a veces es algo sutil, pequeños gestos de desprecio, y otras es algo contundente, como que llega la moza y te pregunta: ¿Qué querés?, mirándote fijo a los ojos con furia, como si fueras la última persona en el mundo que ella quisiera ver en ese momento.
Pero yo sigo yendo, estoy como atrincherado en Sambayón. Los días de sutileza leo y disfruto la brisa en la vereda, los otros trato de que la violencia no me afecte y, en algún punto, le debo dar el gusto a mi parte masoquista, que por ahí anda, navegando por mi inconsciente.
Ayer fui al bar.
Era ya la tardecita de un día de primavera que había sido muy caluroso, pero ya empezaba a refrescar un poco. Llegué y me senté en una mesa de la vereda, que tenía sombra y estaba al lado de los nuevos y relucientes canteros ahora al nivel del piso.
A los pocos minutos llegó la moza. Tenía, como siempre, las calzas negras y la remera amarilla, con el logo del bar a la altura del corazón, sobre él. Podríamos decir que su corazón latía al ritmo de Sambayón, que ella amaba su trabajo, y no (para nada) que estaba en negro, que se la pasaba corriendo las seis horas de su turno y que estaba harta de su vida.